
Conquistas cada fibra de mi ser, susurrándome al oido que soy el único que roza tu piel, que peligra tu vida al seguir mis curvas con tus dedos, y yo te miro directamente a esos ojos de gata que dominan tu cara, y con una risa suave pronuncio las únicas palabras que soy capaz de enlazar en este momento:
- Para curvas peligrosas, tus caderas.
Y me pierdo en la oscuridad de tus recovecos, y exploro las sendas desconocidas, y te rozo con los labios, y hundo mis dedos en tu sexo húmedo, y giro cada vez más deprisa sobre tu cuerpo, derrapando en cada curva, aferrándome a tu cuello.
Siento deslizarse tus manos por mi pelo, tus gemidos recorren mi espalda, y me arañan con la fuerza de la necesidad. Somos dos, luego uno, soy tu piel, eres mis manos, somos enfermos de amor, contagiados de deseo.
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