Aunque se puede leer de forma independiente, os recomiendo que primero leáis la primera y la segunda partes de esta historia. Sobre todo, porque lo que empezó siendo un trío de chicos ha terminado escapando de mis manos, y ahora nos encontramos en el piso de Marco y Toni, con dos invitados: Darío y Silvia.
Esta es, además, una historia más larga de lo normal, así que acomodaos en el sillón y... a disfrutar ;)
En el 10ºA, Toni estaba de rodillas en una esquina del sofá, completamente desnudo, apoyando las manos en el respaldo y ofreciéndose generosamente. Darío estaba cerca de él, con su entrepierna casi rozándole las nalgas, acariciándole la espalda y los muslos. Marco había desaparecido, y Silvia decidió recostarse en el otro lado del sofá, abandonándose a la excitante sensación de observar cómo Darío agarraba el pelo de Toni, haciéndole arquear la espalda y apretándose contra él.
Marco volvió de la cocina con una botella y cuatro copas de vino. Sirvió la bebida, pero nadie se percató de ello, así que Marco se acercó a Silvia y se inclinó sobre ella, abriéndole ligeramente las piernas y subiéndole la falda. De rodillas, frente a ella, empezó a acariciarle los muslos, acercándose al sexo palpitante.