Te recomiendo leer primero la primera parte de la historia.
A medida que aumentas la intensidad de tus caricias yo siento como todos los músculos de mi ser se tensan en el camino hacia el delirio; lo único que me mantiene en pie a pesar del ligero temblor de mis piernas es el miedo a que pares. Pero eso importa poco, porque tú no estás dispuesto a que todo termine tan pronto, y te separas de mí antes de que mi orgasmo sea inevitable.

Abandonas mis pechos para deslizar una mano hasta mi pelo y sujetarlo con firmeza, echando mi cabeza hacia atrás, forzando la curva de mi espalda y haciendo mi respiración más superficial. Guías la otra mano a mi sexo y jugueteas con tus dedos entrando y saliendo, mordiendo mis nalgas en el punto justo en el que mis muslos acaban, junto a las sujeciones del liguero, llevándome a la línea fronteriza entre el dolor y el placer.
Noto cómo me acerco cada vez más al orgasmo, mi corazón late más deprisa y me siento mareada de ansiedad... De repente me abandonas y quedo suspendida justo antes de la liberación, con todos los músculos tensos y la impresión de desamparo extendiéndose por todo el cuerpo. Cuando estoy a punto de darme la vuelta para pedirte explicaciones, tu voz vuelve a hacerme temblar:
- Date la vuelta y arrodíllate frente a mí.
Olvido mi rencor cuando me doy la vuelta y me encuentro con tus ojos oscuros, tu rostro conteniendo la excitación, y se me escapan las palabras cuando me arrodillo frente a tu miembro, todavía preso de tus vaqueros:
- Sí, amo.
(Continuará el próximo jueves 1 por la noche)
Fotografía de Angel Place