Podéis leer la primera parte de la historia aquí

Estoy húmeda de pasión y ansiedad, le quiero dentro de mí, pero me siento incapaz de hablar, tengo miedo de que si abro la boca y abandono sus labios no voy a poder evitar gritar. Pero es él quien abandona mi boca para morderme el cuello, y yo me aferro a su pelo con una mano mientras con la otra guío su miembro duro hacia mi sexo. Él me mira durante un instante y de repente me penetra con todas sus fuerzas, invadiéndome. Me abro para él empiezo a mover las caderas.
Él sujeta mis manos sobre mis hombros con una sola mano, se mantiene quieto y deja que yo me mueva, y desliza su otra mano hacia mi clitoris. Sus movimientos son circulares, firmes pero suaves, y yo me adapto a él, busco mi placer sin pensar en el suyo. Mi propio egoísmo me excita y me lleva a la cima de un orgasmo que le envuelve y provoca el suyo.
La próxima historia, el domingo 9 de junio