Tu boca recorre mi vientre y empapa mis sentidos de suaves y húmedas caricias.
Tu lengua es pincel que dibuja sobre mi lienzo las esquinas eróticas que encuentra a su paso.
Tus labios sobre mis labios y bebiendo de mi, que ya no soy.
Espiral que embriaga nuestros sentidos, emborracha nuestras manos de caricias prohibidas.
Dos que pueden unirse, dividirse y juntarse de nuevo en la cúspide del placer.
Emociones que escapan de la cama, que juegan a buscarse, como nuestras manos.
Ahora somos uno, seremos dos de nuevo.
Oleadas de olores inundan el aire de fantasía,
de olor a cuerpos desnudos y a deseo.
Soy tu dueña, tu esclava, tu amante y tu amada,
bajo tus sábanas me haces mujer y te hago hombre.
Nos unimos en un todo y dejamos de ser hombre y mujer
para ser piel, sudor, deseo.
Para ser uno.